Confieso que me he bebido noches enteras, tratando de olvidar la tarde
en que la vi por vez primera
para terminar vomitando amaneceres en sábanas que no conocía.
Si las resacas se pasan con cerveza
os prometo que no desayuno otra cosa desde que se fue.
Madrugar sin ella tiene el mismo sentido
que acostarme tarde mientras pienso a qué olerán sus sábanas ahora.
Que la minúscula habitación parece aún más pequeña
sin su ropa interior tirada por el suelo,
las ausencias, dicen, siempre ocuparon más espacio.
No me gusta el olor a recuerdo por las mañanas,
el café solo de repente se volvió amargo,
y yo me pregunto
cómo solo una mujer podía echarle tanto azúcar a la vida,
cómo solo una persona puede llevarse tanto con los manos vacías
Ya no discuto ni con la almohada,
Tampoco hay sexo de reconciliación si no es conmigo mismo
y creedme: desde que ya no está todas las actrices porno tienen la misma cara,
la suya.
La reconoceréis por su sonrisa despeinada
y el cabello suelto,
nunca le gustaron las ataduras.
Así que, si algún día la veis rompiendo aceras con sus tacones,
decidle que aquí se dejó una soga de recuerdos atada a mi cuello.
Que venga a por ella y se la lleve
o que al menos tire la silla que me apoya al suelo,
que a mí ya no me quedan fuerzas para perderla…..de nuevo.