Ahora pongámonos en el
supuesto de volver al juego
y en lugar de ceniza
encontrarnos con fuego.
(Que la piedra que pisas
y con la que tropiezas luego
sigue siendo la misma
y sigue estando en el suelo).
Pero una llama es una llama,
oxígeno y chispa,
generación espontánea
cada vez es distinta,
cada segundo que pasa.
Y no vale la pena repetir errores
por el mero placer de tropezar,
con la de caminos que existen,
con la de puentes que puedes
llegar a cruzar.
Pero, ¿por el fuego?
Por el fuego quémate.
Vuelve a jugar, no te hieles.
Que de las piedras todo el mundo huye,
pero en los icebergs
todo el que se queda
muere.